Disfunción Eréctil, un padecimiento bastante común
Según varios estudios realizados alrededor del mundo, se estima que la disfunción eréctil afecta a un 50% de los hombres mayores de 40 años, es decir, es una afección más común de lo que muchos llegan a aceptar y nada de qué avergonzarse.
¿Cuándo hay una disfunción eréctil?
La disfunción eréctil, también conocida como impotencia sexual, es definida como la incapacidad de tener o mantener una erección por suficiente tiempo para llevar a cabo una relación sexual de forma satisfactoria.
Sin embargo, no se trata de un hecho puntual, la preocupación debe surgir cuando la incapacidad persista en un periodo de por lo menos unos seis meses. Es allí cuando se debe consultar a un especialista.
Causas de la disfunción eréctil
Y es que la disfunción eréctil no es solo un problema sexual, también puede ser un indicador o una manifestación del organismo para advertir que existe algún otro padecimiento y que posiblemente no haya sido diagnosticado.
Las enfermedades que pueden estar causando impotencia sexual son diabetes, presión arterial alta, colesterol elevado o déficit de testosterona, o algún otro padecimiento cardiovascular o metabólico, muchas de ellas consecuencias de la obesidad.
También existen otras causas del problema. Puede tratarse de una razón biológica, enfermedades psiquiátricas como la depresión; infecciones urinarias; estrés o trastorno bipolar; alcoholismo y tabaquismo crónico; así como el uso de fármacos o drogas.
Incluso la falta o infrecuencia de la actividad sexual puede generar disfunción o eyaculaciones precoces.
Tratamiento para la impotencia sexual
El tratamiento siempre dependerá de cada caso y la gravedad que presenten. Usualmente el tratamiento inicia con terapias psicológicas, que tienen como fin modificar las técnicas sexuales del paciente y que precisan la participación de la pareja sexual del afectado para obtener resultados exitosos.
El tratamiento farmacológico está reservado para aquellos casos en los que la terapia no haya obtenido resultados favorables.
En principio, la terapia psicológica consiste en ofrecer al afectado información sobre el problema, para que así aprenda a identificar las sensaciones que preceden al orgasmo y por lo tanto canalizar adecuadamente su excitación sexual.
En estas terapias la participación de la pareja es elemental para que pueda ayudar a la estimulación y afianzar los lazos de comunicación entre ambos. Además de suprimir las tensiones que existan entre ambos en consecuencia de la impotencia sexual es que el paciente se sienta atacado o presionado.
Cuando estas terapias no funcionan, es cuando se requiere el uso de fármacos que retrasan el reflejo eyaculatorio, pero siempre deben ser administrados bajo supervisión médica.
Si quiere saber más sobre esta y otras incapacidades sexuales, puede consultar el portal web del doctor Guillermo Marot, experto en impotencia sexual.