Con el uso las tazas de café (o té) presentan manchas en la cerámica, especialmente en el borde superior y en el suelo de la taza. Si no las lavamos nada más usarlas, esas manchas se vuelven más densas y cuesta mucho quitarlas.
En casa, aunque no las lavemos al instante, si adquirimos el hábito de dejarlas llenas de agua, las manchas se ablandan y así facilitamos la tarea de limpiarlas cuando volvemos por la noche a casa. Este hábito es esencial también si usamos lavavajillas, pues si las manchas no están blandas, permanecerán ahí aún después del lavado.
El problema lo tendremos cuando por cualquier motivo nos hayamos olvidado de mantener las manchas en remojo o sencillamente no podamos. A veces los ancianos y los adolescentes descuidan estos detalles, y es más, posiblemente hasta dejan tazas de té o café en cada habitación de la casa, en otras ocasiones sencillamente estamos en una oficina y hasta que no acaba la jornada laboral no se limpian las tazas. Cuando la persona encargada de la limpieza acude, la pica está llena de tazas de empleados, directivos, clientes e invitados y con los restos de café y té resecos.
Quitar las manchas – Trucos caseros
Un truco para sacarlas rápidamente es tomar una esponja, humedecerla, echar sal encima y frotar. La sal elimina rápidamente todas las manchas de café y té y quedan como nuevas.
La sal es de por sí un limpiador excelente.
Puedes usarla para fregar el suelo, para limpiar telas como las alfombras o los abrigos, para quitar manchas de ollas y sartenes cuando se te quema algo y, por supuesto, es uno de los mejores desodorizantes que existen: aplica una pequeña cantidad en los zapatos y verás que dejan de oler.
Usa la sal para limpiar la nevera y el congelador, y el mal olor, el hielo y las manchas se irán enseguida.